domingo, 2 de diciembre de 2012

IMPRESENTABLE

Bochornoso, injusto, ultrajante, traidor, miserable... y así hasta que terminásemos de escupir cumplidamente todos los cargos que podríamos dirigir contra la decisión del Ministro de Defensa, Pedro Morenés, de cesar en su cargo al director de la revista "Ejército", Ángel Luis Pontijas Deus. El motivo del cese reside en lo siguiente, a tenor literal de lo publicado en el editorial que a la postre le ha costado el cargo: "la descortesía de la presidencia de la Generalidad que aprovechó día tan señalado (12 de octubre) para acentuar una más que dudosa proclamación de intenciones soberanistas del pueblo catalán, que rompería la unidad nacional".

En consecuencia, para el Ministro de Defensa y para el propio Gobierno, ha bastado esta frase, para en su estulticia, cesar al mencionado militar, por según ellos, "tratar asuntos de carácter político desde un órgano del Ejército".

El Sr. Pontija Deus, nada menos que general de Brigada, sólo refleja en su editorial lo que es un hecho objetivo, la descortesía de Mas, sin entrar como dice el Gobierno, en política. Siendo que es incluso generoso y benevolente en la calificación de la actitud  mostrada por el político catalán, fuera de cualquier comportamiento mínimamente patriota, legal e incluso racional. Más si cabe, para alguien que ha jurado defender España con su vida si fuera necesario, algo de lo que parecen abjurar todos los políticos en España, aún siendo miembros del Ejecutivo. Y defendiendo también, cómo no, la propia Constitución del 78 de la que no se ha apartado un ápice.

De esta forma, ha quedado clara la inmensa cobardía de este Gobierno, al que no le ha temblado el pulso al aplicar torticera e injustamente la Ley a este defensor de la Patria, mientras que omiten hacer lo mismo para con los separatistas vascos y catalanes que desempeñan las funciones de gobierno en sus regiones obrando en contra de los intereses de España. A los que se podría aplicar perfectamente el art. 155 de la CE y suspender la autonomía. Porque incluso si nos situásemos en el plano dialéctico del Gobierno, que parece constreñir la unidad de España a un asunto meramente económico, no es normal que se permita que dos de las regiones más industrializadas y por tanto, importantes de España económicamente, Cataluña y Euskadi, estén paralizadas por los gobernantes de sus respectivas autonomías, como el propio Rajoy reconoce.

Es decir, Rajoy afirma que Mas perjudica la imagen de España y entorpece su recuperación, y nada hace para remediarlo, mientras que por otra parte, actúa de esta forma con el director de la revista Ejército.

En definitiva, este acto de cobardía, cabría esperarlo del Gobierno, que paga de esta forma a un defensor de España, y paga de otra forma (con 12 mil millones de euros para 2013) a Artur Mas para pagar los "pufos" de su política soberanista y de anti-España. Pero más que nadie me avergüenzan los compañeros del general cesado, por ser incapaces de levantar la voz alto y claro y defender en bloque a su compañero y de paso reivindicar unánimemente el papel conferido al Ejército en España por el art. 8 de la CE.


Manuel Caro