jueves, 24 de enero de 2013

¿QUÉ FUE DE WAGNER?


Escucho a Wagner y su ópera Tannhäuser, más concretamente el Coro de Peregrinos. A Wagner se le acusa de producir unas composiciones musicales excesivamente “agresivas”. Esa potencia que transmiten sus óperas y demás obras no es sino fruto de un contexto aún romántico que impregna la obra del inmortal compositor de Leipzig. Son muy diversas las manifestaciones externas que nos permiten medir el grado de civilización y salud de un pueblo. Entre otras destacan la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura… y como no, la música. Pues bien, del análisis del estado de todos estos indicadores en Europa no podemos deducir sino la profunda decadencia que está atravesando el continente en estos momentos.

Supieron ver, hace casi dos siglos, aquellos alemanes del tiempo de Wagner, la irrenunciable necesidad de la reunificación de los territorios que actualmente conforman Alemania, como así se llevó a cabo. También consideraron buena y justa esta tarea los contemporáneos y compatriotas italianos del otro compositor fundamental del romanticismo, Giuseppe Verdi. Incluso su apellido se usó como acrónimo del mensaje revolucionario de unificación italiana “Vittorio Emmanuele Re D’Italia”. En definitiva, pensamientos y revoluciones todas ellas caracterizadas por la altura de miras de aquellos que decidieron que serían más y mejor unidos que separados, que yacía y latía aún en los corazones de un pueblo, de una nación, ese sentimiento generoso y espiritualmente superior de la unión, la confraternización y la asunción de destinos comunes.

Hoy por el contrario, toda esa generosidad y altruismo, todo ese patriotismo integrador signo de mentalidades abiertas y de largueza, ha tornado en egoísmo, separatismo y feudalismo chabacano y desdeñoso, pobreza material, y lo que es peor, pobreza espiritual. A Europa le afecta la enfermedad del separatismo. A España le viene afectando desde hace ya muchos años, y por eso, entre otras razones, nos vemos así. 

En definitiva, ha decidido el Gobierno del premier británico, el tory David Cameron, convocar a los súbditos de Reino Unido a un referéndum para elegir si seguir o no siendo parte en la Unión Europea. Actitudes cortas y tacañas como la que muestra Cameron son fiel reflejo de este problema que denuncio a través de estas líneas. Así como la división entre flamencos y valones cada vez más acuciante en Bélgica, el propio separatismo escocés pendiente de otro referéndum, la pretensión independentista de la región italiana llamada Padania por la Liga Norte, y cómo no, el caso lacerante de Cataluña y País Vasco en España (actualmente conocida por “este país”). Del feudalismo se progresó en su momento hacia formas de gobierno bastante más elevadas. Al feudalismo volvemos, en un incomprensible afán “principesco” de algunos políticos estrechos de hoy, de dividir su “reino” para ser entregado a sus intereses particulares, que no generales, y en su caso, legarlo a sus herederos para mejor provecho de estos. Véase el caso de la familia Pujol en Cataluña.

Así pues, Europa, vanguardia y luz del mundo, ha perdido la fe en sí misma, abandonándonos a los barbarismos brutales de inhumanidad de Asia, o al capitalismo salvaje que pretendemos importar de los EE.UU. de América. Dicho sea para señalar culpables, por responsabilidad de políticos indignos que con su total ineptitud y corrupción indecorosa y bochornosa nos dividen, nos roban y además nos empobrecen. No es propio del continente de los mayores descubrimientos científicos, de los mejores teólogos, filósofos, ingenieros, artistas en todas sus disciplinas, el estar sumidos en una crisis de todo. Crisis política, crisis social, crisis económica. No es propio de un continente como Europa, cuna de la ilustración, el hecho de que seamos capaces de albergar los mejores y más modernos centros tecnológicos, complejos y zonas industriales de fabricación, y permitir al mismo tiempo que el pueblo europeo, primero entre todos los demás por sus propios méritos, esté sumido en este lodazal de inmundicia, de rebusca de comida entre la basura, de mal gusto y podredumbre, de marginación de los pobres y total desentendimiento hacia su suerte.

Como al principio de este artículo, es necesario recuperar la altura intelectual y moral de hace doscientos años, pero a nivel europeo. Unión para defender el humanismo que ha hecho del hombre el eje sobre el que todo lo demás ha de orbitar. Recuperar la dignidad del hombre en su faceta material y por supuesto espiritual. Educar a las personas en los valores que tradicionalmente han testimoniado su bondad. Recobrar, a fin de cuentas, esa “agresividad” perdida en beneficio del género humano resueltamente destinado a objetivos infinitamente mayores y mejores que los que actualmente nos hemos planteado.

Fdo: Manuel Caro

martes, 1 de enero de 2013

FELIZ AÑO 2013


Feliz año 2013 a todos. Sencillamente dejo enlazado un buen artículo en el que queda explicado, a mi modo de ver, muy acertadamente, el concepto de Nación española. Del historiador Luis Suárez.

M. Caro

http://es.catholic.net/empresarioscatolicos/464/1622/articulo.php?id=14530