jueves, 5 de abril de 2012

ES HORA DE TOCAR A REBATO

Hasta ahora, cuando uno o varios países, por los motivos que fueran, atacaban a otro, plantaban a su ejército en la frontera y entraban a matar y a destruir. Por muy malo que esto fuese, tenía una ventaja, y es que al menos eras capaz de identificar al que te estaba atacando, con lo que ya había cierta maniobrabilidad para la defensa.

Ahora no, quien sea que nos está atacando, país u otra cosa, se disfraza y se confunde a través de “los mercados”, palabra execrable donde las haya por los males que nos inflige, como individuos y como nación. Y la han tomado con España. Cierto es que este país tiene problemas muy severos, pero igual de cierto es que estamos en vía de solucionarlos, y aún si no fuese así, estamos cumpliendo rigurosamente con las injerencias extrañas, que a modo de indicaciones, nos están dando, los que se supone,  “llevan la manija” en todo esto, léase Alemania, Unión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, OCDE, etc. No es lícito ni ético que se ceben con el débil, puesto que con más razón habrá que ayudarlo y no que atacarlo. Siempre eso sí, que se le quiera procurar el bien y no el mal.

Siendo esto así, y teniendo en cuenta que España ha dicho sí al orden y al rigor en el presupuesto aun a costa de dolorosos esfuerzos, ¿cómo se justifica la inclemencia y el celo con que se aplican “los mercados” en contra de España? ¿Acaso no es evidente el nuevo rumbo adoptado por su gobierno? ¿No reciben estas medidas del gobierno de Rajoy el aplauso y la loa de todos los demás dirigentes tanto de países como de organismos internacionales? ¿Por qué entonces se dispara de nuevo la prima de riesgo encareciendo la deuda española?.

Siendo pues evidente que no hay justificación o interpretación razonable que pueda explicar el azote permanente al que están castigando a España y ante tal abuso, es el momento de llamar a la unidad de todos los españoles independientemente de ideologías u otras diferencias, empezando por la de los partidos políticos, y de conducir todo ese sufrimiento para contraatacar, y que sea el producto de esa unidad nacional quien diga cómo y ante quién. Cuanto antes se produzca esa unidad, antes atajaremos las ansias insaciables de esas serpientes y escorpiones infames que especulan con la desgracia y el sufrimiento ajeno.


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