Y decimos dudoso porque lo último que se podía esperar es
que después de largas décadas de incautación de explosivos y de localización de
zulos por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, en una labor
constante y valerosa de lucha contra la banda terrorista, viéramos ahora a
estos personajes mediando de forma casi teatrera entre estos asesinos y el
Estado Español y lo que es peor, que lo hagan aludiendo a la defensa del pueblo
vasco.
El desarme de ETA era
un asunto que tarde o temprano debía de abordarse, ahora eso sí, nadie pensaba que íbamos a asistir a tamaño
paripé para simbolizar la deposición de del armamento etarra: una mesa con uno
o dos fusiles y tres o cuatro bolsitas con explosivo que posteriormente retiran sin ni siquiera hacer entrega del mismo
a las autoridades españolas.
Llevan en España, como se ha dicho anteriormente, las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, toda la vida investigando rincones y
pisos francos donde la banda pueda albergar armamento, explosivos y toda clase
de material dando como resultado importantes incautaciones que han ido mermando
la operatividad de la banda, para que ahora estos señores nos quieran vender
que, con cuatro fusiles encima de una mesa delante de un señor de Sri Lanka, la banda más sanguinaria de la historia va a pasar a mejor vida.
José Luis Martínez Padilla