El otro día saltó a la
palestra de la actualidad política una decisión del partido de moda que
sorprendió a propios y extraños: Podemos, en contra de lo que pensaba todo el
mundo, había decidido no concurrir a las próximas elecciones municipales de
2015. Ante esta decisión se abría ante los ojos de la gente que sigue la
política en España un mundo de posibilidades y disyuntivas sobre lo que esto
iba a suponer para los resultados de esos comicios.
Concretando un poco
más, ya sabemos que Podemos en determinados casos apoyará a otras formaciones
para que la gente las vote. ¿Qué supone esto? Qué, ahora mismo, muchas
formaciones de la índole de Podemos van a tener que acercarse lo más posible a
la formación de Pablo Iglesias para que esta les señale con su dedo divino de
conseguir votos. Sobre todo debemos contestar a algo bastante determinante:
¿quién va a decidir a quién se apoya y a quién se deja de apoya? ¿La dirección
nacional? ¿La filial de cada partido? Parece una cuestión intrascendente pero
tiene su aquel: un apoyo consensuado desde lo alto de la pirámide puede
repercutir bastante más que el apoyo de Podemos Navalcarnero a la asociación de
vecinos de esa localidad.
Sintiéndolo mucho,
estas y otras cuestiones de procedimiento no podrán ser contestadas hasta que
se vayan llevando a cabo por parte de Podemos. Por eso hoy quiero centrarme en
otro factor bastante importante: el Cuándo.
Podemos ha decidido no
presentarse a finales de septiembre, es decir: 9 meses antes de las elecciones
municipales de 2015. Antes de este anuncio, parecía razonable que Podemos y
Ganemos se unieran en las elecciones para crear un grupo más sólido. Ahora
parece ser que el único partido que va a representar a ese sector de la
izquierda es el segundo, y esto supone un problema bastante grande.
Hoy por hoy existen en
el panorama político español 26 plataformas “Ganemos” en toda España (la
mayoría en Cataluña, dónde hay 5). Entendemos pues que, de los más de 8000
Ayuntamientos repartidos por toda España la alternativa a Podemos solo puede
suplirles en 26 ciudades (un 0,325%). Ante estos datos podemos encontrar dos
soluciones: que Ganemos se empiece a desarrollar a una velocidad de vértigo o
que los adeptos a Podemos-Ganemos se queden sin representación efectiva.
Habrá gente que
entienda que Izquierda Unida puede representar una alternativa a Podemos y
Ganemos si los primeros no se presentan y los segundos no se desarrollan a
tiempo, pero no lo creo. Según datos del CIS post-electoral, el 26% de la gente
que votó a Podemos en Mayo provenía de las filas de votantes de la formación de
Cayo Lara. Podemos llegar así a la conclusión de que es muy difícil que IU
recupere el voto perdido.
Con Podemos fuera de
juego, Ganemos con pie y medio fuera de las municipales e IU sin representar
alternativa real a ese voto, ¿qué nos queda?
En principio a los
votantes de Podemos solo les quedan dos salidas: votar a la asociación de
vecinos o partido local similar a la formación de Iglesias (que no cuentan casi
con medios para publicitarse y dar a entender a la gente que son la alternativa
a Podemos) o la abstención.
La abstención es lo
peor que le puede ocurrir a Podemos, pues indirectamente estarán ayudando sin
quererlo a los partidos de la denominada casta. Ayudaran a Partido Popular y
PSOE a crecer en intención de voto de manera espectacular y, en menor medida,
también supondrán un aumento de los resultados de UPyD e IU.
Por ejemplo, en el caso
concreto de mi ciudad Podemos sacó un 11,8% de voto en las últimas elecciones.
Es decir: 11 votos de cada 100 irán a parar al resto de partidos. El más
beneficiado será sin duda el Partido popular, que obtendrá 2.5 votos de esa
abstención. En el resto de partidos estará más repartido: el PSOE se llevará
1,4 votos, UPyD 1,3 e IU 1. Con esto deducimos claramente que la no
participación de Podemos beneficiará en mayor medida a los partidos que queden
primeros o segundos en cada localidad, que en su mayoría serán casi seguro PP y
PSOE.
Diego de Schouwer
@dexamina
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