viernes, 7 de septiembre de 2012

DE DINEROS Y SANTIDAD...



Muchas veces, los españoles, por no sé qué afán de mortificación y poca estima hacia lo propio, nos llevamos las manos a la cabeza y decimos, ¡En qué país vivimos!. Es verdad que en no pocas ocasiones, hay motivos para pronunciar esta afirmación. Sin embargo, volviendo a la primera idea, no es menos cierto que exageramos en remarcar nuestros defectos, pero en cambio, no somos capaces de recorrer el camino contrario, es decir; de saber también reconocer y predicar nuestras virtudes.

Esta breve reflexión trae cuenta por las ya famosísimas andanzas del ínclito Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y parlamentario andaluz, quien hizo, hace, y hará fama, entre otras cosas; por sus métodos poco ortodoxos para hacer política hoy en día. Todos conocemos ya el incidente que tuvo lugar en algunos supermercados sevillanos en que el miembro del SAT, junto a varios de sus compañeros de sindicato, “expropiaron” según sus palabras, varios alimentos para darlos a personas que no podían comprar ya ni eso, comida.

No es mi voluntad aquí la de aplaudir esta conducta. Pero tampoco me verán sacar el látigo de siete colas para darme con él en la espalda por vivir en un país, España, en que se cometen tales acciones.

En suma, intento explicar, que me resultan exageradas las reacciones de algunos políticos y personajes públicos que van más allá de expresar su displicencia por la comisión de estas ocurrencias. Pongo de ejemplo al portavoz del grupo parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados, Alfonso Alonso, quien, ante el asalto a los supermercados dijo que proyectábamos una mala imagen de país.


Es posible. Pero, ¿Acaso no proyecta una mala imagen de país que en EEUU le pegaran 46 tiros a un mendigo entre varios policías yendo aquél armado con sólo un cuchillo?.


¿Acaso no proyecta mala imagen de país que en Francia resulten heridos 16 policías por la violencia?.


¿Es motivo de regocijo que la mafia sea el primer banco de Italia?


¿Son moralmente superiores los británicos, que sistemáticamente vienen a ciertas zonas de turismo españolas a emborracharse como rufianes?. ¿Y el mantenimiento de una colonia que a la vez es paraíso fiscal y atracadero de submarinos nucleares como Gibraltar?. Sigo preguntando ¿Están orgullosos los alemanes de asfixiarnos cuando ellos también las pasaron “putas” hace diez años y no les enviaron a los hombres de negro?


Finalmente, como decía al principio, conviene no azotarse por las salidas de tono de un personaje más o menos acertado en su quehacer, que no olvidemos de paso, con esas acciones recuerda que si bien los recortes pueden ser necesarios, nos escuecen. Enfatizando en la idea del artículo, podríamos resumir “la moraleja” del mismo con el sabio refranero español en mano. De dineros y santidad, la mitad de la mitad.


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