jueves, 12 de diciembre de 2013

VALIENTES PAYASOS





Así podríamos calificar a los 4 personajes del panorama folclórico-político catalán que hoy han tenido la inoportuna idea de plasmar por escrito  no una, si no dos preguntas absurdas,  y no contentos con ello, además con la intención de que el año que viene las trasladen a la ciudadanía española de Cataluña ( ojo, el matiz es importante) para que se pronuncie sobre lo siguiente:

¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?
Y si es así: ¿Independiente?

Pues bien, estas preguntas, que en un principio nos podrían parecer atrevidas y directas, máxime viendo en los últimos tiempos los continuos órdagos lanzados por los gobernantes catalanes sobre el Gobierno de España (que es el de Cataluña), encierran en su esencia una profunda cobardía y un ilimitado miedo, miedo que los gobernantes catalanes tienen a que la población les "cambie la película" en la citada consulta.

Y digo cobardía porque deteniéndonos brevemente en el contenido de las preguntas uno se hace la siguiente reflexión: qué sentido tiene preguntar acerca de la posibilidad de ser Estado para luego tener que matizar sobre si se quiere que sea independiente o no. Pues bien, aunque parezca una estupidez ( y lo es) para estos aspirantes a Ghandi tiene gran  sentido. La estrategia es clara: si gana el si en la primera cuestión pero es el no el que triunfa en la segunda, ellos tendrán en bandeja la excusa para demandar un Estado libre asociado a España, y esto sería, digamos, dentro de lo malo, lo menos malo para ellos, y lo ideal para seguir llenándose los bolsillos a costa del resto de los españoles. De ahí esa dualidad de sandeces.

Cataluña es una región que, desde que con el gobierno de Rodríguez Zapatero se empezaran a sentar las bases de lo que sería la ruina económica que arrastramos hasta el momento, ha ido experimentando un empobrecimiento de sus gentes.  Estos han visto y vivido en sus carnes como el gobierno de CIU, les ahogaba con tremendos impuestos y les sumía en un profundo ahogo de su economía real. Es por eso que ahora una de las grandes mentiras que usan los nacionalistas para atraer a la ciudadanía hacia sus postulados es que España les roba, pero lo hacen con la sola finalidad de tapar su propias vergüenzas, para tapar sus propias incompetencias como gobernantes nacionalistas de medio pelo que solo buscan vender un eslogan y que se despreocupan de las necesidades reales de la gente que les ha votado.

Las respuestas no se han hecho esperar y, a priori, Ruíz Gallardón, a la sazón ministro, (habría que decir en estos tiempos), de injusticia no ha tardado en salir a la palestra y garantizar que esa consulta no se llevará a termino, lo cual es digno de agradecer, siempre y cuando esto sea así y no les tiemble el pulso como en más de una ocasión cuando han debido enfrentarse al "coco" de Artur Mas.

Jose Luis Martínez Padilla

3 comentarios:

  1. Estimado José Luis:

    El matiz dado a la segunda pregunta acerca de la independencia de un eventual Estado catalán me parece un guiño al PSC para que se sume a apoyar la consulta, o al menos, que su electorado participe de la misma.

    El PSC defiende una fórmula federal de organización territorial del Estado. De ahí que puedas expresar en esa consulta si te conformas con constituirte en Estado, sin más, o si bien quieres que éste sea independiente.

    En cualquier caso, ambas fórmulas, independentista pura y federal son un completo disparate. La fórmula independentista es una inmoralidad traidora, antihistórica, artificiosa y falaz. La fórmula federal es exactamente igual. El Estado federal no supone simplemente una mayor descentralización de la administración (es decir, más autonomía). Conlleva la ruptura de la unidad del sustrato político, la nación. Porque cada Estado federal nominal y teóricamente, es muy libre, porque es soberano, de pertenecer o no a esa federación. Esto hace que la formulación del Estado federal para España sea otro disparate igual de equivocado que la independencia.

    España ES. Todo lo que ES tiene una esencia, y cuando se trata de transformar esa esencia se destruye el ser. La nación española es un sujeto político determinado y distinta a todas las demás. España no es una asociación de regiones, autonomías o pueblos. España es una fundación, forjada por una serie de acontecimientos históricos propios que a lo largo del tiempo han conformado una nación, una entidad, un ser, como decía antes. Todo lo que sea negar esa condición de entidad política determinada es negar la realidad y por tanto es inútil aplicarlo.

    Mientras que nuestros gobernantes no tengan esto claro, y sigan amparándose únicamente en la Constitución y las leyes para negar la posibilidad de consulta o de independencia, seguiremos con estas discusiones independentistas que deberían ser cortadas de raíz, porque es lo mismo que decir que en Jaén, el 4 de agosto a las cinco de la tarde hace fresco.

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  2. Digo más, aunque todos los españoles votásemos ese referéndum y estuviésemos de acuerdo en disolver España, seguiríamos siendo españoles, y la nación española, ese sustrato político, permanecería intacto. Las cosas son como son y por más que se quiera no se pueden cambiar.

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  3. Querido Manuel:

    Es al Gobierno de estos momentos, del Partido Popular, al que corresponde exclusivamente, la salvaguarda de la unidad de España, aparte de por lo que tu mencionas, porque hay un artículo en la Constitución, el artículo 2 (ya que tanto les gusta llenarse la boca hablando de la Constitución) que expresamente fundamenta la existencia de la propia Carta Magna a la indisoluble unidad de la Nación Española. Con lo cual, quiere ello decir que si Cataluña se independizara la propia Constitución dejaría de tener sentido.

    Por otro lado yo no creo que la sangre llegue finalmente al rio, más bien creo que, al ser este un asunto de trasfondo económico mas que otra cosa, se templaran las aguas con un renovado pacto fiscal que tape bocas y apacigüe voces. Eso creo que será lo que haga un Gobierno de un partido que hasta este momento ha demostrado de todo menos coraje y valentía en decisiones de trascendencia nacional.

    La pregunta es hasta cuándo seguiremos así.

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