miércoles, 19 de marzo de 2014

A PERRO FLACO, TODO SON PULGAS



Medio millar. Esta es la cifra con la en el día de ayer nos sorprendían los diarios de tirada nacional haciendo alusión a una nueva oleada “oficial” de asaltantes subsaharianos que han vuelto a penetrar en territorio nacional a través de la frontera de Melilla. El hecho en sí ya no sorprende pero las cifras que se barajan cada vez se superan. Parece ser que ya  han dejado atrás los cayucos y pateras y  han visto en la débil frontera de Ceuta y Melilla la vía más rápida de acceso al edén que para ellos es España.

Este problema, que lleva sufriendo nuestro país y los países europeos de su entorno varias décadas, se ha agudizado en cuestión de días de forma exponencial, máxime cuando nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, en sus labores de control de nuestras fronteras, han sido puestas en tela de juicio por una parte de la sociedad y por numerosas fuerzas políticas con ánimo nítidamente partidista, utilizando la desgracia humana como herramienta para conseguir réditos electorales de forma barata.

Por otro lado observamos como desde el ámbito supranacional que significa la Unión Europea se mira para otro lado cuando no se pone a caer de un burro al Gobierno con ocasión de cualquier actuación interna en materia de control de una frontera tan delicada como la española que, por cierto, también es comunitaria, haciendo una flaco favor a los propios asaltantes, que ven en esa descoordinación institucional una grieta por la que poder colarse en un mundo que ya cada vez menos les puede brindar las condiciones de vida que le permitían antaño.

Esta actitud mostrada por las instituciones europeas respecto del fenómeno migratorio pone de manifiesto claramente la exclusiva vocación económica  a la que aspira la Unión Europea, que sólo toma parte cuando hay intereses económicos de por medio y, por el contrario,  en problemas sociales de gran calado como el que les afecta, sólo acierta a enviar a una señora sueca, muy respetable pero que quizás en la vida conozca frontera más allá de la puerta de su hogar, para que nos de lecciones de cómo debemos gestionar la defensa de nuestro territorio y achacarnos lo mal que llevamos a cabo nuestro trabajo. Seamos serios, por favor.



José Luis Martínez Padilla

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