domingo, 12 de febrero de 2012

APOYO AL TRIBUNAL SUPREMO

Al igual que existe una "Plataforma de Apoyo al Juez Garzón", considero, que dados los ataques totalmente injustificados e infundados, productos de la manipulación y del odio y revanchismo que aún, por tristeza, reside en muchos españoles, debería de haber un apoyo de instituciones públicas, partidos políticos y por supuesto, sociedad civil, hacia el Tribunal Supremo.

Porque los siete magistrados que integraron el tribunal que falló unánimemente en la causa y procedimientos abiertos al juez Garzón por las escuchas ilegales, se limitaron a cumplir su función profesional y constitucional. La sentencia promulgada, es inmaculada e impoluta desde el punto de vista del Derecho. Y el juicio se desarrolló con toda la clase de garantías procesales propias de un Estado de Derecho y de todo un Tribunal Supremo.

El hecho de que ahora, los partidarios de Garzón, aduzcan miles de motivos por los que consideran injusta la sentencia, no hace sino revelar su auténtica identidad de totalitaristas y antidemócratas, puesto que sólo la "justicia" que ellos predican es la que vale. En caso contrario te acusarán de fascista.

Es una vergüenza impropia de un diputado, que tanto Gaspar Llamazares como Cayo Lara, hayan dicho que "ni acato ni respeto la sentencia", y "la justicia se ha quitado la venda", respectivamente. Simplemente intolerable por venir de aquellos que en principio se les supone salvaguarda del imperio de la Ley. Es intolerable igualmente, las manifestaciones de "manipulados" que no "indignados" en la Puerta del Sol. Es inasumible, que ciertas personas favorables a Garzón, reputen "decimonónica" y "anacrónica" a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, por, según ellos tener su origen en el siglo XIX. Esta Ley, es con la que se articula el procedimiento penal por el que se juzga a todos los españoles. Lo que reivindiquen para Garzón, que lo hagan para los demás.

La portavoz del Consejo General del Poder Judicial, que en TVE dijo que le parecían deplorables las críticas, infundadas, que está recibiendo el TS, están cargadas de razón, porque no se puede acusar de fascistas a unos magistrados de intachable carrera judicial que únicamente cumplen con la función jurisdiccional para la que sirven al Estado.

Nadie se alegra, al contrario de como dice la hija de Garzón en carta abierta publicada en periódicos, de la condena de un magistrado de la Audiencia Nacional, por el peor delito por el que pueda ser condenado un juez. Prevaricar. Dictar resoluciones contrarias a Derecho, a sabiendas de su injusticia. Simplemente, porque es contraproducente y poco ejemplarizante semejante conducta en un magistrado. Pero el imperio de la Ley es común a todos.

No podemos martirizar públicamente a un absuelto por la justicia, como Francisco Camps, y sin embargo, ensalzar y encumbrar a una persona, que ha sido condenada por el TS.

Por tanto, y en consecuencia, es de justicia apremiante la restitución de la fama y el crédito desvirtuados por algunos, para con el Tribunal Supremo. Que respeten aquellos que se dicen demócratas, de izquierda, y todo lo demás, el pronunciamiento de los jueces. Que no envenenen bajo falsos presupuestos la modulable opinión pública, con mentiras intencionadas. Y es que está en juego el Estado de Derecho mismo.


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