GRAN HERMANO 35º
Pasan los días y no se levanta uno de la cama sin
que se haya producido un bombazo cada vez mas sorprendente que el anterior dentro
de la escena política de España. La última, en Cataluña, como no, donde parece
que las aspiraciones secesionistas han dejado paso a los “secretos” de cama (
mejor esto último que lo primero sin duda) y a toda suerte de dimes y diretes
acerca de unos supuestos espionajes a representantes políticos, todo ello sin
duda carne de cañón para que Mercedes Milá se digne en hacer de ello la
comidilla de toda la audiencia de un País.
Como todo Reality-Show, los
concursantes están expuestos en todo momento al gran público, sabio a veces y
otras no tanto, que con sus votos hacen que perdure el concursante o que por el
contrario caiga al fondo del abismo, aunque cuando esto pasa, nunca cae en el
olvido, y en ocasiones es incluso alentado para que vuelva a repetir su jugada.
En este País , al contrario que
Gran Hermano, que va por la 14ª, nosotros vamos por la 35ª edición, y créanme,
esto empieza a aburrir, máxime cuando los concursantes se repiten más que el
ajo, bueno, más bien se repiten sus jugadas, por que no me negarán Uds. que
desde Felipe González, (iba a decir el concursante que más ha dado que hablar
hasta el momento, pero permítanme ser cauto), no se han venido sucediendo
concursantes expertos en traicionar al público,
el que los ha puesto ahí. Pues bien, la cosa se está calentando, la casa de
Guadalix empieza a oler a quemado, y para colmo no hay fondos que garanticen la
continuidad del show.
Después de toda esta perorata Uds.
se preguntarán: ¿y esto hasta cuando? Pues bien, todo depende del público, de
ese gran público que es nada más y nada menos que el pueblo español,
compatriotas que quizás no se merezcan ni una edición más de esta barbaridad que
es una democracia que está en coma y que nos lleva al abismo mas absoluto.
Fdo: José Luis Martínez Padilla
Gran Parte de culpa de esta situación la tiene la propia organización de los partidos políticos, donde se prima el clientelismo a las verdaderas promesas y jovenes valores que intentan ayudar a una determinada formación, pero que llegado el momento tienen que arrojar la toalla debido a que se repiten situaciones cada vez más propias de una república bananera.
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