martes, 10 de junio de 2014

MONARQUÍA O REPÚBLICA: MERO COSTE DE OPORTUNIDAD

Al final la elección entre República y Monarquía para España no se mide, a mi juicio, en otros términos que no sean los referidos a un mero coste de oportunidad., y ello, siendo así, no deja de ser relativo. Hemos tenido por un lado una Monarquía en nuestro país que, con sus virtudes y sus defectos, ha servido para sujetar en cierta manera las aspiraciones separatistas de ciertos territorios, avaladas por las concesiones continuadas de competencias hechas por los sucesivos gobiernos nacionales. Esto es así porque nos podrá gustar más o menos la figura del Rey, pero el papel que la propia Constitución le otorga hace que el monarca en la práctica y como vulgarmente se dice, ni pinche ni corte. Con lo cual en la deriva secesionista, poco hay que achacar al Rey, más bien a aquellos partidos que se dan en llamar defensores de la Constitución pero que bien se han encargado de poner a la unidad de España que la misma propugna contra las cuerdas.

En la otra vertiente tenemos el despilfarro que ocasiona mantener una Casa Real amamantándose del erario público. Es quizás la nota más destacada de la mayoría de los detractores de la institución monárquica, pues ven en ella un despilfarro innecesario de recursos que podrían destinarse sin duda a otros menesteres. Puede que no les falte razón, pero a día de hoy quizás sea el peaje que tenemos que pagar los partidarios de una España unida, para que lo siga siendo.

Es imposible negar que a los que más se les oye, y por otro lado, y eso es lo verdaderamente triste, más peso tienen, demandando la república como forma de Estado, son aquellos partidos y formaciones de izquierdas, cuya nota más destacada es su feroz anti patriotismo. Pues bien, este sería, a mi juicio, y tal y como he mencionado antes, el coste de oportunidad en estos momentos de la República: no tendríamos que mantener económicamente a toda una estirpe (dicho con todas las cautelas que los tiempos que corren merecen) pero por otro lado no sabríamos lo que tendríamos, si una república bananera o o una ex-Yugoslavia del Mediterráneo.

Lo anteriormente mencionado viene sin duda acuciado por la falta de representación institucional de partidos sociales de corte patriótico, que, aunque han proliferado en los últimos tiempos, están lejos de ser una verdadera alternativa por su propia ineptitud y falta de altura de miras. Y es que estos partidos, deben tener cierta aversión al dicho popular de "la unión hace la fuerza", puesto con el paso de los años, lejos de promover verdaderas coaliciones que les permitan ir de la mano y concurrir con una sola voz a las diversas citas electorales, se obcecan en mirarse el ombligo y echarse en cara el 1 por ciento de aspectos en que disienten, obviando que existe un 99 por ciento que les une. Todo ello hace que la lucha que promueven separadamente por España, quede en agua de borrajas.


José Luis Martínez Padilla

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